Desde la Oficina para la Sostenibilidad, le informamos de que ha llegado hasta nosotros un interesante artículo sobre la regulación de las temperaturas en los equipos de aire acondicionado realizado por Marcelo Madrid Gómez, alumno de Ingeniería en la Universidad de Cádiz. Os lo exponemos a continuación:
- ¡Tengo un montón de calor, abre las ventanas y la puerta!
+ Pero si hace mucho frío, estamos aquí calentitos con la calefacción.
¿Nunca habéis vivido esta situación? Es normal y cotidiano que se den estas discursiones en recintos cerrados en cualquier época del año.
Una de las causas de esta curiosa escena es el llamado efecto de “las orejas rojas”.
Cuando
estamos en la clase, por ejemplo, ponemos la calefacción si tenemos
frío, y lo más común es ponerlo a treinta grados para que caliente
inmediatamente...¿Pero es realmente lógico?
Lo
que suele pasar es que los compañeros que están justo debajo del
aparato calefactor entran en calor rápidamente, sus orejas se ponen
rojas, mientras que los compañeros alejados aún no han sentido la
subida de temperatura. Aquí empieza el debate y la confrontación,
pero hay una posible solución, que además es positiva para el medio
ambiente porque ahorra energía, y para la economía pues gastaremos
menos electricidad.
En
el boletín oficial del Estado se recogen unas normas que deben
cumplir administraciones públicas, centros comerciales y culturales,
estaciones, aeropuertos y demás lugares con gran concurrencia de
público. Establece que cuando tengamos calor, pongamos el recinto
a una temperatura de 26 ºC , y cuando tengamos frío, lo pongamos a
21ºC , aproximadamente.
Como
no en todas las clases o estancias tenemos un termómetro lo
recomendable sería poner el aire acondicionado a 26ºC y la
calefacción a 21ºC.
La
función de esta ley no es penalizarte si no pones el aparato a la
temperatura dicha, el objetivo creo que va un poco más allá. Lo
realmente importante es tomar conciencia medioambiental, saber que no
es necesario ponernos “ las orejas rojas”, ni estar en clase en
manga corta con la calefacción a 30ºC o poner el radiador con
puertas y ventanas abiertas . Esta pequeña decisión puede
contribuir al medio ambiente directamente y tal vez también a la
factura de la luz de tu casa.
Pienso que no cuesta nada
una medida así, y que aunque sea sencilla, no todo el mundo conoce,
puedes hacer la prueba... Dile a algún conocido que cuando tenga
frío ponga el calefactor a 21ºC, “pero si eso es super frío,
como voy a poner tan pocos grados” te contestará más de uno.
Espero que para cuando esto te ocurra, ya hayas comprobado que lo que
has leído es cierto, que de verdad funciona, y así puedas
explicarle el motivo ecológico y le invites a que pruebe la
iniciativa.
Para concluir me gustaría
aclarar que tener conciencia medioambiental no es tener la luz
apagada cuando no veas bien , o tener desconectado el brasero si
tienes frío, es más bien, en mi opinión, preocuparse por el
lugar en el que vives y contribuir en todo lo posible para cuidarlo,
pues al fin y al cabo es él quien te permite vivir.
Por
tu planeta, el de tus hijos, el de tus nietos...
Marcelo
Madrid Gómez
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